Esta noche pasada, mientras mis hijos tocaban con sus dedos el cielo de Madrid en el Calderón, sacando pecho por ser del Athletic, mi hermano Alberto entraba en el otro cielo, en el de verdad, en el que se quedará a vivir ya para siempre, con mis padres y con el montón de amigos que ya se han ido.
No le costará resucitar, cuando toque, porque ya lo hizo varias veces aquí en la tierra.
Y porque deja en Mikel, en Ane y en Miren una semila de coraje incombustible, propia de los que somos de Bilbao. Pero él, más.
Hasta pronto, hermano.
No le costará resucitar, cuando toque, porque ya lo hizo varias veces aquí en la tierra.
Y porque deja en Mikel, en Ane y en Miren una semila de coraje incombustible, propia de los que somos de Bilbao. Pero él, más.
Hasta pronto, hermano.
Un abrazo muy muy fuerte Pedro.
ResponderEliminarIosu Ramírez
Alberto ha dejado una profunda huella en mi y en mi familia. Es un momento muy triste para todos. Un abrazo muy fuerte para la familia y los amigos que nunca le vamos a olvidar.
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