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El vocablos

Egunon, Mikel

¿Sabes si alguien se ha molestado en leer el pie de página de la Orden Ministerial que establece entre las medidas sanitarias el establecimiento de una distancia de seguridad de 2 metros entre personas, y que dice que a la ampliación del espacio entre seres humanos le corresponde una corrección inversamente proporcional de los tiempos de parloteo en las tiendas mientras haya cola a la puerta, que parece que hay gente que tiene que decir un determinado número de palabras cada día, y como no las dice en casa, porque ya no le aguanta nadie, pues sale a la calle a agotar el cupo con la farmacéutica, el carnicero, la panadera y el frutero, con un interés insano en cómo se encuentran todos los familiares de cada uno de ellos, que hasta los cojones están de repetir las mismas chuminadas a todas las clientas agotadoras y en compartir hasta los detalles más irrelevantes de la vida propia, que, ahora, en tiempos de confinamiento, es una mierda de vida exactamente igual a la de cualquiera?

Callarse ya...

ESE TU PARLOTEO

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Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.