Egunon, Mikel.
Algunas veces, cuando queremos hablar de lo maravillosa que es una ciudad, hablamos de su cielo. ¿Pero sabes por qué el cielo es distinto de una ciudad a otra? Por su suelo, el cual refleja.
El suelo es por donde van las personas. El suelo lo forman las calles y los parques, los bancos y los árboles, los palacios y los cafés. Y cuanto más limpio está el suelo, mas bonito luce el cielo.
El suelo lo limpian las personas, también. El de Madrid, personas que viven en Carabanchel, o en Móstoles, y no en el barrio de Salamanca. En Paris, personas que viven en Sant - Denis, y no en el Boulevard Sant - Michel. Esas personas limpian sus apartamentos por las mañanas y nuestras calles por las noches, y así, cada mañana dejan el cielo listo para las fotos de los turistas y las canciones de los poetas.
La belleza del cielo de Madrid, y de París, nace de las manos de los obreros que pueblan sus suburbios.
Muchos de ellos vienen Sur, esté donde esté el Sur, y por eso las calles que limpian quedan tan bellas.
Y los cielos tan relucientes.
Algunas veces, cuando queremos hablar de lo maravillosa que es una ciudad, hablamos de su cielo. ¿Pero sabes por qué el cielo es distinto de una ciudad a otra? Por su suelo, el cual refleja.
El suelo es por donde van las personas. El suelo lo forman las calles y los parques, los bancos y los árboles, los palacios y los cafés. Y cuanto más limpio está el suelo, mas bonito luce el cielo.
El suelo lo limpian las personas, también. El de Madrid, personas que viven en Carabanchel, o en Móstoles, y no en el barrio de Salamanca. En Paris, personas que viven en Sant - Denis, y no en el Boulevard Sant - Michel. Esas personas limpian sus apartamentos por las mañanas y nuestras calles por las noches, y así, cada mañana dejan el cielo listo para las fotos de los turistas y las canciones de los poetas.
La belleza del cielo de Madrid, y de París, nace de las manos de los obreros que pueblan sus suburbios.
Muchos de ellos vienen Sur, esté donde esté el Sur, y por eso las calles que limpian quedan tan bellas.
Y los cielos tan relucientes.
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