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Prepararse bien

Bueno, ya está, he cumplido todas las prescripciones del anestesista. Ducharse así, afeitarse esto y aquello, lavarse los dientes y la lengua con esmero, no maquillarse en exceso y dejar las joyas en la caja fuerte.

Como la operación es por la tarde, me hizo prometer que no tomaría nada a partir de las siete de la mañana. Dicho y hecho. Son las siete y ya he terminado de desayunar: huevos con chorizo y con torreznos estilo posguerra civil, un poco de salmón ahumado con alcaparras, una copita de cava, un bol de cereales y un café con leche con dos panes tostados con mantequilla y miel. No vaya a ser.

Para preparar este frugal almuerzo me he tenido que levantar a las seis. Menos mal que me ha acompañado mi hijo, él con su cola cao y con los huevos metidos en pan para el almuerzo del Insti.

Y como ya he preparado el cuerpo, ahora me toca preparar el espíritu, cosa de la que no dijo nada el anestesista, qué raro, será agnóstico o descreído, así que me vuelvo a la cama.

Comentarios

  1. ¡Buena suerte y que salga todo a la perfección!

    Energía positiva que pienso enviarte durante toda la tarde.

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