Ahora que la UE va destinar 50 millones de euros a un programa de protección del lince ibérico y que el atún rojo empieza a dar señales de recuperación, a lo mejor podemos empezar a pensar en las personas.
Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Me parece una idea excelente y mira que no es nueva.
ResponderEliminarAdemás sale muchísimo más barato que lo del lince.
Con sólo sonreír más, escuchar mirando a los ojos y pensar en cómo tener más contentos a los que se tiene cerca, es suficiente.
Parece sencillo, la dificultad está en que nos concentramos cada uno en nosotros mismos y ahí es donde falla la cosa.
Por qué será siempre que el problema de la teoría es llevarla a a práctica.