Ir al contenido principal

ternura

Pasó los brazos por debajo de la mesita plegable y sacó los deditos de una mano, tres, en concreto, por el final. Y se durmió reposando la cabeza en el reposabrazos, a lo mejor porque no sabía que era un reposabrazos y no un reposacabezas, o a lo mejor porque, sabiéndolo, el cansancio no le permitió buscar una solución más adecuada.

Cuando se despertó y vió aquellas tres morcillitas rosadas apareciendo por detrás de la mesita plegable dió un respingo y se asustó bastante.

- ¿qué es eso, aita?

- son tus dedos, corazón, son tus dedos.

Y respiró aliviado. Y se durmió otra vez.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Declaración de intenciones

Las lágrimas se guardan para los entierros, y la vida hay que buscarla allí donde lo dejan a uno. En una casa buena de Cádiz o en el infierno. Donde sea, donde se pueda El asedio, de Arturo Pérez Reverte Esta es la sabiduría de Felipe Mojarra, salinero, de la Isla, de barro hasta las rodillas y que pelea contra el francés, en el año de 1811, en la Bahía de Cádiz, sin saber por qué. Y esa es la que buscaré compartir con vosotros cada mañana desde este rinconcito de la red. ¡Qué gusto volver a escribir!
Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres. No es ya un extraño país lejano en el horizonte, es cita donde me aguardan pupilas que me conocen, labios que me dieron besos, pieles que llevan mis roces. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, de gestos ya conocidos de amor, de abrazos que acogen, en los que revivir puedo amadas palpitaciones, y tantos y tantos sueños que aguardan consumaciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones: me gusta saber que Dios prepara para los hombres Paraísos que permiten recuperar los adioses. Allí se me van llegando uno a uno mis amores, con besos hoy silenciosos que tendrán resurrecciones. Se me va poblando el cielo de rostros y corazones, se va volviendo mi hogar, llenándoseme de nombres.