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A Ana. Mi piel, el agua destilada de mi alma, el fuego de mi corazón...

Nos va pasando, dieciocho años ya, que sentimos que nos toca cambiar, contigo. Y empezar a ser, porque para el día te arreglas sola, un refugio para cuando te atrape lo oscuro de la noche. Mientras, tú seguirás siendo para nosotros lo que eres desde que naciste: nuestra piel, el agua destilada del alma de los dos y la resina que alimenta el fuego sin el que el corazón no puede latir.

Zorionak, Ana.


Kantaita bat ene ezpainetan,
Artizarra keinuka zeruan,
zure lehen loak hartu zaituenean
zer ote da zure gogoan?...

Ixuria
izan zara
bizitzaren ibar honetara;
zu zara gure
azala eta
asmo berrien haragia.

Nigan bada
zuretzat egina
iluna denerako aterbea;
zu izango zara
bihotzean den
suarentzako erretxina


Una canción en mis labios,
mientras Venus parpadea en el cielo,
¿qué guardarás dentro de tí
cuando los sueños te envuelven?

Has caido en la vida
como una gota destilada.

Eres nuestra piel
y la encarnación de proyectos nuevos.

Para tí seré un refugio
que te cobijará cuando caiga la noche.
Y tú serás la resina
que alimenta el fuego que hay en mi corazón.

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